La incurvación del pene ocurre cuando una placa (cicatriz) se desarrolla en los cuerpos cavernosos y/o en la túnica albugínea que los rodea. La zona donde se produce la cicatriz (fibrosis) pierde la elasticidad, por lo que no se estira cuando se rellenan los cuerpos cavernosos y por lo tanto el pene se dobla hacia la dirección de la cicatriz.
Los hombres que sufren curvatura de pene presenten dificultades para la penetración y, dependiendo de la extensión de la banda fibrosa, puede llegar a ser imposible o causar dolor con la erección. También es habitual que, aun siendo posible la penetración, esta resulte dolorosa para el hombre o su pareja. También puede producirse un acortamiento o estrechamiento del pene e impotencia o descenso de la erección.
Existen alteraciones de la forma del pene, ya sean congénitas o adquiridas, que requieren corrección quirúrgica. En estos casos, se debe valorar cada caso individual a fin de evaluar el problema y los distintos procedimientos para su adecuada reparación, sea a través de una circuncisión o una plastia para enderezar el pene.
La corrección de la curvatura se realiza mediante dos inyecciones de colagenasa, que modifican la placa rompiéndola y devolviendo la elasticidad. Tras la segunda inyección, se comienza con los ejercicios de rehabilitación que se enseñan al paciente y que son clave para una correcta recuperación. Esta técnica, mínimamente invasiva, resulta por tanto una opción cada vez más utilizada para la corrección de la curvatura de pene.