La infección de orina consiste en la presencia de gérmenes (bacterias) en orina, con las consiguientes molestias para los/las pacientes. Puede originar escozor al orinar, dolor en bajo vientre, aumento de la frecuencia de las micciones, urgencia miccional y sensación de no haber terminado de orinar. Puede asociarse a sangrado en la orina (hematuria) o a orina de aspecto turbio. Todo ello se debe a que la vejiga está inflamada (cistitis) por el contacto con la orina infectada. Diversas bacterias pueden infectar la orina. Las más frecuentes son: Escherichia Coli, Klepsiella, Enterococo, Proteus Mirabilis, Corinebacter, Pseudomona.
INFECCIÓN DE ORINA
PREGUNTAS FRECUENTES
Los síntomas son muy típicos en la mayoría de las cistitis. Si la presentación es típica y ocurre de forma esporádica no es necesario realizar más pruebas. Pero si se da alguna de las siguientes circunstancias:
- La cistitis o la infección de orina se van repitiendo a lo largo de varios meses.
- Se dan más de 2 ó 3 cistitis al año.
- No se cura con una tanda ordinaria de antibiótico.
- Se ha asociado a fiebre o sangrado por orina (hematuria).
En estas circunstancias es recomendable realizar un cultivo de orina y una ecografía. Pueden ser diagnosticados posibles factores predisponentes como cálculos renales o de uréter, dilatación o malformaciones del riñón. En los casos más complejos puede ser necesario realizar radiografías con contraste (urografía intravenosa), TAC, cistografía o estudio urodinámico.
El tratamiento de la infección de orina se lleva a cabo con antibióticos. Hay algunos muy efectivos que pueden tomarse unos pocos días por vías oral (ciprofloxacino y sus afines, amoxicilina-clavulánico, cefalosporinas, sulfamidas). Los casos de cistitis simples pueden ser tratados con antisépticos (fosfomicina) en tandas cortas.
Cuando hay fiebre y afectación general el antibiótico debe administrarse por vía endovenosa (suero) lo cual requiere ingreso hospitalario en muchos casos. El tratamiento endovenoso dura unos días hasta la desaparición de la fiebre pero es necesario proseguir durante tres semanas más con antibiótico vía oral.
Si hay obstrucción renal es preciso colocar un catéter ureteral o una nefrostomía, para desobstruir el riñón y permitir que la orina vuelva a fluir libremente. En casos de infección rebelde a tandas de antibiótico, puede ser necesario instaurar tratamiento durante largos periodos de tiempo (dosis diaria durante meses).
La infección de orina tiene buen pronóstico y se cura fácilmente con antibióticos, en especial las cistitis esporádicas y simples. En algunos casos de cistitis de repetición, prostatitis crónica, pielonefritis crónica, malformaciones irreparables de la vía urinaria, vejiga neurógena… puede haber verdaderas dificultades para controlar la infección. En algunos casos la infección de orina se hace crónica y no puede ser erradicada.